viernes, 12 de abril de 2013

LOS CHA´SKAS


En tiempos de los incas y anteriores a esos tiempos, los pobladores de estas tierras, recibieron la visita de seres de otros mundos, quienes referían provenir de las estrellas y que por eso fueron denominados como Ch’askas[1].

Considerando la existencia de distancias descomunales entre galaxias próximas de nuestro universo, se cree que estos seres eran de alguna estrella cercana de nuestra propia galaxia la Vía Láctea; pero, ¿como llegaron?, puesto que solamente para recorrer nuestra galaxia de un extremo a otro nos demoraría 100,000 años luz, quiere decir que navegando con una velocidad cercana a los 300, 000 km/seg, que es la velocidad de la luz, nos tardaríamos para atravesarla nada menos que un tiempo de 100,000 años.


Una teoría que podría explicar la presencia de estos seres en la Tierra, es que entre dos mundos, existen varios pasajes secretos que son conocidos como portales interestelares. En este caso el tiempo y la distancia existentes entre uno y otro mundo se acortan notablemente para el viajero a través del portal interestelar.

Se cuenta que los primeros incas como son los hermanos Ayar, llegaron a la Tierra provenientes de su mundo original por uno de esos portales; quienes vinieron para quedarse con la única misión de enseñar a los pobladores nativos de estas tierras todo tipo de labores, sin alterar de manera brusca el desarrollo normal de su cultura.


También se les atribuían poderes sobrenaturales, como aquellas, que con solo el poder de  la mente ordenaban a las piedras gigantescas que levitasen hasta la altura que ellos deseaban, u ordenaban a un cerro proveer de agua a una población determinada que carecía del abastecimiento de dicho elemento. Etc.

Entre muchas de estas leyendas existe aquella que cuenta acerca de una  mujer Chas´ka, que habiendo llegado a la Tierra para quedarse, se había enamorado de un joven natural de estas comarcas, el cual por cierto era muy trabajador y de buena presencia física, ambos jóvenes habiéndose enamorado el uno del otro, estuvieron conviviendo por muchos años sin ningún problema, el hombre desarrollaba una variedad de quehaceres domésticos y trabajos en el campo, utilizando técnicas que la mujer le impartía amablemente.

Y llegó un día que nunca debía llegar, en que el hombre convertido en un energúmeno, por una falta pequeña que la mujer ch’aska cometió, entro en cólera incontrolable y agredió verbalmente con palabras gruesas a la desconcertada mujer, y transformado en un animal salvaje por efectos de algún estimulante, con torpedad incontrolable logró golpearla hasta verla desangrar. La pobre mujer malherida, como pudo logro salir de la casa, y corrió sin cesar a través del campo, sin voltear para nada hacia su reciente morada, hasta que desapareció  detrás de una colina, el hombre ya entrado en sus cabales, supuso que una vez que ella hubiera calmado sus ánimos, inevitablemente regresaría a casa, total a que otro lugar podría ir, y así se puso a descansar plácidamente, esperando que obscureciera, la Ch’aska  al llegar la tarde no volvió, es mas nunca ya volvió, y así fueron pasando los días sin noticia alguna de ella,  el  pobre jovenzuelo empezó a preocuparse, de tal manera que fue a buscarla casa por casa, poblado por poblado sin esperanza alguna, así  estuvo buscándola muchos días, deambulando por doquier, sumido en la mas profunda desolación, lamentando aquel su mal comportamiento, y como enloquecido trepaba cerros y bajaba abismos con tal de encontrarla.


Hasta que en una de esas ocasiones, un cóndor de aspecto señorial, impecablemente vestido, que estuvo observándolo por muchos días, se le acerco amablemente y le dijo: -Joven yo se donde esta tu amada y si tu lo deseas te podría llevar a su encuentro, el hombre apenas escucho lo que el cóndor le proponía, se alegro y dirigiéndose a este le dijo: -pídeme lo que quieras que en el acto te lo daré, pero llévame donde se encuentra mi amada. -Que bueno dijo el cóndor, pon atención joven esta es mi proposición le dijo, -dentro de dos días y a esta misma hora nos veremos en este lugar, pero ese día deberás traerme una llama tierna desollada, -además traerás alimento para un día de viaje, recuerda que si no eres cumplido y puntual  no habrá ningún acuerdo.


Llegado el día convenido, el joven se presento puntualmente, trayendo consigo el encargo prometido, casi al mismo tiempo, también hizo su aparición el  cóndor, dirigiéndose al joven le dijo -trajiste lo acordado, -si respondió el joven, y tendiendo sobre el suelo una manta le ofreció la llama desollada, entonces el cóndor empezó a devorar la presa, con inusitado apetito, demorando unos cuantos minutos en dejar la presa convertida en huesos, y de esta forma saciar su hambre.

Una vez terminado el festín, el cóndor sacudió con fuerza las alas en señal de satisfacción y empezó a mover la cabeza de un lado a otro como quien se entrena para una competencia, dirigiéndose al joven le dijo: -súbete a mi espalda y agárrate bien de mi cuello, nos espera un largo y pesado viaje le remarcó; el joven cumplió al pie de la letra las indicaciones del cóndor.


El cóndor empezó a tomar carrera y de pronto desplegó las alas y elevándose del suelo emprendieron vuelo, pasaron al borde del cañón profundo y estuvieron volando muy alto, por un buen tiempo, de pronto dio un viro intempestivo y dirigiéndose a una cueva en lo alto del cañón, se aproximaron a toda velocidad, como si fueran a chocar con el fondo de la cueva, sin embargo de manera inesperada atravesaron la pared del fondo de la cueva y ante ellos se mostró un túnel ancho, iluminado e interminable, estuvieron viajando un día y medio a través del túnel.


De pronto al final del túnel, cuando ya se sentían extenuados, se encontraron con una ciudad moderna, que se encontraba como suspendida en el espacio, el cóndor continuo volando a toda velocidad, recorriendo la ciudad llena de edificaciones y pasajes similares a las ciudades actuales que conocemos, hasta que llegó a una edificación parecida a un templo en el cual detuvo su vuelo. -Joven puedes bajarte, le dijo, -ella vive en esa edificación espera a que salga, luego te acercarás y la abordarás. -Yo de aquí me regreso he cumplido con el trato, así que buena suerte hijo, le dijo, mientras empezó a alejarse del lugar.


Efectivamente varias personas vestidas de blanco empezaron a salir, y casi al final salió también su amada vestida totalmente de blanco. Al ver que la muchacha se marchaba con el grupo, el joven se acercó hacia ella a toda prisa,  la mujer la reconoció de inmediato, y disimuladamente empezó a retrasarse del grupo, una vez frente al joven le increpo su osadía diciéndole: -Que haces aquí, a que has venido, -no sabes que mi padre te puede matar. –Ven, le dijo, -te voy a esconder, y  tomando la mano de su amante lo llevo a un cuarto de la edificación donde hace unos instantes había permanecido.

-Ves esa caja, le dijo, le mostró una caja cuadrada vacía ubicada en una esquina de la habitación, con ingreso en el medio, de unos tres metros de lado por tres metros de altura, al parecer fabricada de un material resistente, -ve e ingresa hacia ella y jala bien la puerta, -permanece callado y no abras por ningún motivo, le aconsejó. El joven obediente se dirigió a la caja e ingreso en ella, procediendo luego a cerrar la puerta, la cual se cerró con cierto estruendo y en forma hermética, entonces con el muchacho en el  interior de la caja, esta comenzó a incendiarse con un fuego desconocido e infernal, tal que ni cenizas del joven quedaron cuando nuevamente la puerta se abrió.

Así de esta forma el joven pago con su vida el haber maltratado a una Ch’aska, quien mientras vivía en la tierra, le había amado con un amor incondicional.




[1] Ch’aska: palabra quechua que significa estrella

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