domingo, 12 de febrero de 2012

LA SUBLEVACION DE MOLLOCCAHUA


A finales del mes de setiembre del año 1931 en la comunidad de Molloccahua (1), comprensión del actual distrito de Alto Pichigua, provincia de Espinar, departamento del Cusco, la fortaleza de Molloccahua se convirtió en uno de los escenarios de la sublevación campesina mas grande de la provincia de Espinar y uno de los mas recordados en el sur del Perú.

La tradición oral al respecto dice: que en junio del año 1920 en la ciudad de Lima con anuencia del Supremo Gobierno, que por ese entonces recaía en el ciudadano Augusto B. Leguía, se creo el Comité Central Pro derechos Indigenistas del Tahuantinsuyo, con cede en la ciudad de Lima, cuyo objetivo principal era la de reconquistar el Gobierno del Tahuantinsuyo, y también con el propósito de reivindicar los derechos de la raza indígena, cuyos componentes por esos años se encontraban en una situación paupérrima. 

Posteriormente el 29 de mayo del año 1922 por resolución suprema se creo el Patronato de la Raza indígena, con similares propósitos.

Cuando el Comité Central Pro derechos Indigenistas del Tahuantinsuyo se estableció, una de sus primeras tareas fue la de organizar el primer Congreso Indígena que se llevo a cabo en la ciudad de Lima, en el mes de  julio del año 1921, fecha de conmemoración del primer centenario de la proclamación de la independencia del Perú, el mismo que tuvo una concurrencia de unos 320 delegados aproximadamente.

Para la realización de tal evento los organizadores previamente recorrieron todo el país, convocando en cada lugar a una asamblea general de delegados de las todas las comunidades campesinas, con la agenda a tratar sobre temas relacionados con la problemática campesina, tales como:

La marginalidad del poblador del campo, la pobreza existente en que se encontraban desde que habían dejado el yugo español, el analfabetismo imperante, la situación de semi-esclavitud en que vivían, la carencia de justicia para sus problemas y los abusos sistemáticos a los que eran sometidos, la inexistencia de centros educativos en las comunidades para la instrucción de sus hijos, la necesidad de prepararse militarmente para futuras guerras, y dejar de ser carne de cañón como sucedió en la guerra del pacifico.

Asimismo la restauración paulatina del gobierno Inca del Tawantisuyo, la reconquista de la tierra usurpada por los españoles, la dignificación de su raza, la libertad en todos los sentidos, la participación en la democracia, la igualdad de clases, y otros asuntos no tan públicos como diseñar estrategias y cronogramas para lograr sus objetivos y metas, a través de movilizaciones y reuniones secretas.

Se cuenta que una vez realizado el encuentro en Lima, representando a las comunidades de Espinar, entre otros comuneros también asistió el comunero de Ttojrayoc pata, capital del actual distrito de Pallpata, el señor Domingo Huarca Cruz, que por coincidencia, durante esos días se encontraba en Lima, habiendo dicho comunero concurrido puntualmente a cada una de las reuniones de tal congreso, desde el primer día hasta la clausura.

De esta forma Domingo Huarca Cruz recibió el nombramiento de delegado de su comunidad, asimismo le entregaron  instrucciones para su futura labor a desempeñar, además de alguna que otra propaganda política y un folleto de todo lo tratado.

Cuando retornaron a Espinar los delegados nombrados y los demás comuneros que asistieron a Lima, convocaron en secreto a la población campesina de Espinar, para una reunión a realizarse en la plaza de Armas de Coporaque, lugar en la cual darían ha conocer y divulgar los acuerdos finales celebrados en Lima.

Por otro lado las autoridades locales,  una vez que fueron alertados por los gamonales de la provincia sobre la convocatoria de tal reunion, tomaron las previsones y el recaudo respectivo para impedir la realizacion de la misma.

Los  gamonales como era de esperar eran también propietarios de los terrenos comunales, así de esta forma la autoridades se enteraron, que tal reunión era convocada por un grupo de delegados campesinos entre los que se encontraba Domingo Huarca Cruz, quien como era sabido por los pobladores del lugar, algunos años atrás por los años 1910 y 1911 se había reunido en Lima con el presidente Leguía, haciéndole conocer los diferentes problemas y la situación lamentable en que se encontraba el poblador campesino Peruano en general.

En esa coyuntura de sucesos, las autoridades conocían perfectamente los antecedentes de Domingo Huarca  Cruz, por lo que trataron de agilizar su captura inmediata, reabriendo para ello aquel expediente mediante  el cual se le acusaba de abigeato, y también reabrieron aquel caso por el que era señalado ser el presunto causante de la muerte de un hacendado apellidado Alencastre.

Por consiguiente para la autoridades Huarca Cruz, además de ser activista, era también reclamado por la justicia, no habiendo cesado las autoridades en su cometido de capturarlo y asesinarlo finalmente a finales del año 1921.

En los pocos meses que vivió después del congreso indígena, Domingo Huarca Cruz tomo el liderazgo de los comuneros, entonces junto con los otros delegados, intensificaron la preparación de los campesinos para futuras batallas venideras, reuniéndose con dichos comuneros en todas las comunidades, de preferencia en horas de la noche, escogiendo para ello lugares inaccesibles y solitarios, en diferentes días de la semana, así de esta forma ideaban estrategias y tomaban acuerdos para conseguir su libertad, proponiéndose expulsar a los gamonales, a los cuales consideraban como usurpadores blancos, quienes injustamente se habían apoderado de sus tierras, que desde siempre les habían pertenecido.

Una de las consignas acordadas, era desobedecer a tales personajes que estaban acostumbrados a explotar sus servicios en forma gratuita, también acordaron concretar el disponer como una remuneración, el acto de apropiarse del ganado de los hacendados, esto como una forma de retribución a los servicios gratuitos que por años habían brindado sin compensación alguna.

También exigir al patrón explotador que a partir de ahí en adelante, se haga efectivo el pago del jornal diario de sus servicios, cada vez que estos pudieran ser requeridos.

Así paso un buen tiempo y el Movimiento pro-indigenistas, empezó a recibir de parte de los delegados de los campesinos de todo el Perú, noticias sobre abusos cometidos en su contra, así como los enfrentamientos ocurridos con las autoridades y otros.

Por otro lado el Movimiento, remitía por correo a todos sus delegados el Periódico “El Tawantinsuyo”, juntamente que alguna que otra propaganda política.

De igual forma se reportaba a los delegados, sobre las diferentes gestiones que los representantes de la Sociedad realizaban ante el congreso de la república, entre otras acciones como la solicitud de promulgación de la ley de la Reforma Agraria, argumentado para ello que la tierra pertenecía a quienes lo trabajaban.

Diez años después de la muerte del Líder campesino Domingo Huarca Cruz, como una muestra del avance de sus luchas obtenidas hasta ese entonces, los pobladores indígenas, acordaron realizar un mitin gigante en la cima de la Fortaleza Molloccahua, con la finalidad de pedir a las autoridades provinciales, la atención respectiva a sus justos reclamos, poniendo en evidencia también los abusos y vejámenes cometidos por las autoridades policiales.

Por aquellos días un caso de vejamen bastante comentado, era aquel que se refería a la  captura y asesinato injusto de un reo indígena, a pesar de que las autoridades tenían pruebas evidentes, sobre el acto de violación consumado y comprobado en contra de una las hermanas del reo asesinado, y que dicho acto fuera perpetrada por un miembro policial.

Así como estas y otras atrocidades se estaban convirtiendo en delitos corrientes y comunes, siendo cometidas con total impunidad por los miembros policiales, gamonales y autoridades.

El día indicado para el mitin, cuando aun era muy temprano, gentes de ambos sexos empezaron a trasladarse con dirección al cerro Molloccahua, desde todas las comunidades y centros poblados de la provincia, los campesinos acudían en masa hacia la fortaleza, cada uno de ellos provistos de armas caseras como hondas, palos, cuchillos, lazos, liwis (2).

Así de esta forma, poco a poco fueron concentrándose, hasta formar un grupo bien numeroso y nutrido, ubicados en la cima del cerro Molloccahua al amparo de la fortaleza ahí existente.

Al verse alertados de tal inusual congregación, las autoridades de Yauri de ese entonces, movilizaron al señor Timoteo Meza Leiva quien se desempeñaba como gobernador de la provincia.

De esta forma el señor el gobernador acompañado de algunos cuantos policías, se dirigió al lugar indicado, para que en representación del Señor Subprefecto de la Provincia, autoridades judiciales, eclesiásticas, educativas, etc., parlamentase con los revoltosos, y en su calidad de representante del Supremo Gobierno, alcanzase la pacificación deseada.

Cuando los congregantes vieron que el gobernador se acercaba a la cumbre, le permitieron proseguir su ascenso lo mas que pueda en forma tranquila, entonces cuando alcanzo la cima del cerro, los campesinos disimuladamente trataron de acorralar al gobernador y a sus acompañantes policías, quienes al verse en esta situación extrema abrieron fuego a discreción, tratando de esta forma de abrirse paso entre la multitud que los arrinconaba.

Don Timoteo Meza quien cabalgaba un buen corcel, con el caballo sin riendas, emprendió a fugar velozmente, atropellando a todo aquel que se atravesaba a su paso, sea este varón o mujer, logrando de esta forma escapar con lo justo de tal asedio, siendo perseguido cuesta abajo a punta de hondazos si poder ser alcanzado.

La policía no corrió la misma suerte, todos fueron atrapados y obligados a bajar de sus caballos, para ser atrincados y evitar que pudieran emprender la fuga.

De este modo cada uno de los policías prisioneros, en forma sucesiva fueron escuchando sus respectivas sentencias de muerte, las cuales eran dictadas por la masa ahí reunida.

Para escarmiento de aquellas autoridades indolentes, y aquellos vecinos por demás abusivos, a cada uno de los policías, procedieron a extirparles sus lenguas, les extrajeron los dientes uno por uno, empezaron a arrancarles las órbitas de sus ojos, también les aplicaron cortes a sus manos, y colocando estas sobre una piedra, las machucaron ferozmente hasta volverlas planas por completo, aquellos dedos que alguna vez osaron apretar el gatillo de los fusiles, ahora estaban  tan allanadas como hojas simples de cartón.

No contentos con tan atroz castigo, les seccionaron los brazos, las piernas y el cuello. Uno de los policías que aun permanecía vivo al ver semejante carnicería que sufrían los cuerpos de sus compañeros, empezó a clamar a viva voz perdón por sus actos pasados, prometiendo enmendarse y corregirse, mas los campesinos resentidos hicieron de tal suplica oídos sordos, y por el contrario sin misericordia dicho policía corrió igual suerte que sus antecesores.

Muertos todos los policías, los campesinos los enterraron a usanza de los autóctonos, con bastante alboroto y regocijo, ya que por alguna vez, se habían impartido justicia a si mismos y habían vengado también a su manera, todos aquellos abusos y vejámenes cometidos por el hombre blanco durante siglos en contra de ellos, iniciada desde la conquista de sus tierras con la llegada de los españoles.

El autor de la presente narrativa conoció a una mujer que había presenciado y actuado en esa gesta cruel, y que cada vez que se encontraba bajo los efectos del alcohol, comentaba que después de aquella revuelta, había comido asado de lenguas de policía, como de cruel y vengativa habría sido aquella matanza que dicha mujer se sentía orgullosa de aquellos actos.

Poco tiempo después de aquel suceso, con el fin de pacificar la zona de Espinar, la Prefectura  del Departamento del Cusco, envió un contingente mayor de hombres armados, que como primera medida apresaron al gobernador de Yauri, por no haber cumplido eficientemente la misión que le habían encargado las autoridades del pueblo, culpándolo así de la muerte de los policías y campesinos producto de la revuelta.

Los pacificadores no tomaron en cuenta para nada, los abusos, la explotación y demás vejámenes que venían padeciendo los campesinos desde la llegada de Pizarro a sus tierras, actos recurrentes de injusticia que habían originado este desenlace macabro en Espinar, y que de igual modo otros levantamientos y sublevaciones de similar  origen, se producían a lo largo del país.

Por aquellos tiempos los gobiernos de turno en complicidad con los terratenientes, buscaban mantener indefinidamente en la ignorancia y el olvido a los campesinos, poniendo como pretexto que las tierras les pertenecían y que estas habían sido obtenidas por sus padres a través de la conquista del Imperio del Tawantinsuyo.

(1) Molloccahua: Llamado también Mollojkawa . Sitio arqueológico ubicado a 23Km de la capital de la provincia en la comunidad de Molloccahua distrito de Alto Pichigua, el nombre deriva de Muyuc Olhaw mira alrededor o en circulo. Este complejo está considerado como una fortaleza por su ubicación en la cima del cerro del mismo nombre del complejo arqueológico, el cual es rodeado por imponentes murallas, inclusive quedan zanjas que rodean todo el complejo. Molloccahua es considerado como el centro poblado más grande de la época pre inca, el complejo tiene 46 ha. Tiene tres portadas trapezoidales que son de acceso para la parte interna del complejo. El complejo esta divido en tres sectores: sector A Muros de control, sector B población, sector Cementerio. Los cuales cuentan con recintos, puertas evidencia de sucesivas murallas concentricas que protegian el monumento de mampostería regular en piedra caliza y sillar , señala uno de los ingresos . Chullpas y edificaciones de planta circular que debieron representar el sector religioso. El complejo arqueológico sirve de escenario en las festividades de danzas del lugar. Fuente : Mincetur.
(2) Liwi [palabra quechua que significa Boleadora]: Consistían en dos o tres proyectiles pesados unidos por cuerdas. Éstos se hacían girar en el aire y posteriormente eran lanzados. También eran usado para la caza

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